Un empresario muy rico, muy conocido en la isla, se despierta una mañana con la idea de que ya es hora de devolver algo a la sociedad, de compartir su inmensa fortuna sin limosneos. Cree que ya no puede estirar más la excusa de los puestos de trabajo que crearon sus empresas para que la gente le respete. Vamos, que quiere que la gente no le desprecie.
Para ello, presenta al ayuntamiento de Arrecife un gran proyecto de albergue social muy lujoso financiado por él al 100% con el que nadie en la isla volverá a pasar necesidades. Pagará el total del coste de la construcción y los gastos anuales de mantenimiento.
Pero solo pone una condición, muy loca, muy de Juan Francisco. Las personas que hagan uso del albergue tendrán que llevar siempre puesta una camiseta que ponga I love JFR, con una foto suya incrustada en el corazón. Es lo único que pide a cambio de la millonaria inversión y es inflexible. Manolo Fajardo Feo y el grupo de gobierno tienen ante sí un verdadero dilema.