La guagua del colectivo Hazte Comprar recorre Lanzarote para difundir su mensaje procorrupción

“ROBAR ES LO NATURAL”

Una gran guagua rosa está recorriendo la isla estos días para concienciar a la población sobre las dificultades que atraviesan las personas que son adictas a la corrupción. La iniciativa parte del colectivo Hazte Comprar, que lucha desde hace años por el reconocimiento de los derechos de aquellas personas que se engancharon al terrible vicio del soborno y la malversación.

“Lo normal es que si te ponen un maletín delante lo cojas. Ese es el orden natural de las cosas y esa es nuestra tradición”, asegura el portavoz de Hazte Comprar en la isla, Honorio Martín. “Se está tratando de introducir la idea de que aceptar un soborno no es normal, de que aceptar dinero por dar una licencia está mal, cuando hasta ahora era algo que cualquier persona aceptaba con naturalidad. El lobby legalista está haciendo mucho daño a nuestra sociedad al pretender que veamos como natural que un alcalde tenga principios y ética. Ya lo que faltaba”, apostilló Martín.

Hazte Comprar ha aprovechado el caso de la bodega Stratvs para dar visibilidad a sus demandas. “Nos parece que es uno de los mejores ejemplos para ilustrar nuestro mensaje”, afirma el portavoz. “Hace pocos años nadie hubiese abierto la boca si un gran empresario construye una bodega de lujo a pesar de incumplir todas las leyes habidas y por haber. Antes había un respeto y unos valores, pero esta nueva ola de modernidad y legalidad que estamos padeciendo está echando al traste con algunas de nuestras más sagradas tradiciones”, asegura.

Otra de las demandas que Hazte Comprar ha puesto sobre la mesa es que determinados “comportamientos históricos”, como la prevaricación, el cohecho o la malversación dejen de ser considerados corrupción. “Si quieren ser una panda de pervertidos y criticar a quienes legítimamente dan y reciben maletines, que lo hagan, pero de ninguna manera pueden pretender que alguien sea llamado corrupto solo por seguir sus instintos naturales. Quienes se dejan comprar son, realmente, unas pobres víctimas del sistema, tal como señala el Papa cuando dice que la corrupción es tan adictiva como las drogas. Pues entonces nuestro deber es proteger a las víctimas”.

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