Se cumple un mes de la apertura al tráfico de la Avenida y Arrecife se ha convertido al fin en la ciudad que todos soñábamos

“LA ZONA HA RECUPERADO LA NORMALIDAD Y YA PUEDEN VERSE UNICORNIOS Y OTROS SERES MITOLÓGICOS”, ASEGURA LA ALCALDESA

Hoy se cumple exactamente un mes desde que la alcaldesa de Arrecife abriese de nuevo al tráfico la Avenida de la capital. Y han bastado solo treinta días para que la ciudad, tal como augurara en su día Ástrid Pérez, haya sufrido una transformación insólita. “Nosotros siempre tuvimos claro que el principal problema de los arrecifeños era la Avenida, y en solo un mes se ha demostrado que es así. De ahora en adelante, y por la trascendencia que ha tenido para esta ciudad, celebraremos el 11 de octubre como el día del glorioso alzamiento de las restricciones al tráfico en la capital”, aseguró la alcaldesa.

“El comercio se ha revitalizado hasta límites insospechados, ya no hay ni un solo atasco y el tráfico es tan fluido que dan ganas de pasarse el día entero conduciendo por las calles de la ciudad por puro placer; sin contar con que ahora la gente sonríe mucho más y es más feliz y que, poco a poco, la Avenida recupera la normalidad y empieza a poblarse de nuevo con unicornios y otros seres mitológicos. El tiempo nos ha dado la razón”, asegura Pérez.

Para la alcaldesa, “esta fue nuestra gran promesa electoral y ahora podemos ver la urgencia de tomar esta medida y el gravísimo perjuicio que se estaba causando a los maltratados ciudadanos de Arrecife. Hay que recordar que fue el cierre de esa vía al tráfico, y no la caida de Lehman Brothers la que provocó la crisis mundial y la ruina de miles de empresarios y el miedo de millones de habitantes de la capital que dejaron de pasear por la zona ante el riesgo razonable de ser atacados por los zombies que se hicieron dueños y señores de la Avenida. Gracias al Partido Popular, hoy podemos presumir de haber creado un paraíso en la tierra”.

Aunque los habitantes de la capital están, efectivamente, encantados con la apertura de la Avenida, lo cierto es que también han surgido voces discordantes, como la de Eustaquia Romero, vecina de la zona, que ha protestado “por la suciedad y los excrementos fluorescentes que dejan los caballos con alas y los elfos que se han instalado en la Avenida”. “No solo es que huela mal”, se queja Eustaquia, “es que hay que mirarlas con gafas de sol”.

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