Viernes 31 de marzo de 2017. 14:05 horas. Estudios de Radio Lanzarote.
El programa La Destiladera, de Radio Lanzarote, se encuentra en una pausa publicitaria. Los tertulianos continuaban su charla animada a pesar de no estar en el aire. Y entonces ocurrió. Con gesto serio y teléfono en mano, Francisco José dio la noticia. “Tenemos una llamada de Rafael Lasso”. El clima, de repente, podía cortarse con un cuchillo. Las miradas entre los presentes eran de incredulidad primero y de expectación después. ¿Rafael Lasso? ¿El hijo del todopoderoso empresario, señor de Marina Rubicón y socio de Juan Francisco Rosa? ¿Llamando a una tertulia de Radio Lanzarote a pesar de disponer de todo un medio de comunicación a su disposición como es Lancelot? Algo muy raro estaba pasando. Y entonces, entró en antena.
- Hola muy buenos días, ¿con quién hablamos?
- ¿Encannaaa?
- Sí, hola buenos días, ¿con quién hablamos?
- ¿Encannaaaa?
- Sí, hola, ¿buenos días?
- Encanna, bonita, ¿eres tú? Es que te siento muy lejos.
- Pues siéntese un poquito más cerca y ya verás como nos entendemos. Soy Alberto Acosta, ¿quién llama, por favor?
- Hola Encanna, bonita, mira, que soy Rafael Lasso, que te llamo de aquí de Marina Rubicón.
- Sí, dígame, adelante.
- Hola bonita, te llamo para felicitarte por el pograma, te escuchamos todas las noches.
- ¿Todas las noches? ¿Qué pasa, que Marina Rubicón está ahora en Nueva Orleans?
- Sí, mi primo Pepe Juan también te escucha.
- Si, bueno, adelante, cuéntenos.
- Oye mira Encanna, bonita, te llamo porque estaba yo aquí conduciendo y me saltó tu tertulia que me ha dado un susto de muerte con el salto y resulta que estaba casualmente repasando la declaración del alcalde en el juicio del caso Yate mientras conducía y me decía yo que voy a llamar a Encanna no sea que se haga más tarde y me se queme la poca credibilidad que tengo, ¿sabes? Es que como tienes ahí a una chusma que dice que mi papi reparte maletines en Móstoles, y claro como el Lancelot ya solo lo lee Bruno, pues me dije voy a llamar a Encanna que me gusta mucho y que a ella si que le escucha mucha gente, ¿sabes?
- Sí, sí, adelante, cuéntenos su problema.
- Sí, bonita, sí, es que resulta que estaba yo aquí conduciendo mientras estaba en el juicio de Encanna por la declaración del alcalde al que nunca le hemos dado una dádiva porque el alcalde no tenía barco cuando nos dieron la licencia, ¿sabes? Y me dije pues no vaya a ser que haya quien se crea que se repartieron licencias como empanadillas, ¿sabes? Y entonces me dije voy a llamar ahora porque después se me va a hacer tarde y se me a quemar la dádiva y claro como el permiso nos lo dieron de Madrid, del Ministerio, pues me dije voy a llamar a Encanna que me gusta mucho su pograma. Porque una cosa es que hayamos quemado a Reyes en Móstoles, y otra que ahora se vaya a dar vuelta a la empanadilla, y vayamos a acabar todos chamuscados. Ésa ha sido la cosa mía de llamarte, ¿sabes bonita?
- ¿Ehhh?
- ¿Encannaaa?
- ¿Sí?
- Que digo, bonita, que como estaba yo aquí friéndole Móstoles al Jason, que le gusta mucho, y me he dicho voy a llamar a Encanna, y hacemos una fiesta submarina con todos los amigos del puerto. Porque eso de andar hablando de delitos ajenos está bien para un bar un viernes por la noche tomando una cerveza, pero no son cosas para airear en un Pleno ni en una radio, ¿sabes Encanna? Porque claro es que estaba conduciendo un Ministerio en Madrid y me saltó una dádiva que me ha dado un susto de muerte y entonces me dije voy a llamar a la licencia del alcalde que era solo para los locales porque la demarcación del dominio marítimo terrestre no se hacía aquí, y entonces pensé no vaya a ser que me se queme Encanna con la declaración del alcalde porque claro es que yo siempre escucho tu pograma, ¿sabes?
- ¿Ehh?
- ¿Encannaaaa?
- Sí, Encarna Acosta de noche, dígame.
- Encanna, mira bonita, que es que te llamo aquí del Rubicón porque iba yo conduciendo una licencia que me dio el dominio marítimo terrestre y como el alcalde se había comprado una dádiva en el Ministerio pues me dije voy a llamar a Encanna antes de que se me queme mi primo José Juan porque claro como tus amigos dicen cosas en el pleno del Cabildo pues me dije voy a llamar para aclarar las cosas, ¿sabes?
- ¿Siii?
- ¿Encannaaaa? Es que te siento muy lejos.
- Sí, adelante, amigo.
- Que te decía, bonita, que es que iba aquí conduciendo con el alcalde y me saltó una licencia y como tengo a mi primo trabajando para mí desde los Centros Turísticos pues me dije voy a llamar a la dádiva que me gustan mucho la marina y no vaya a ser que me se queme el puerto y perdamos la licencia del Ministerio, ¿sabes? Es que me gusta mucho tu pograma, Encanna y lo escucho todas las noches, y por eso te quería dar a ti la primicia de mi postura, ¿sabes? Y no a esos pogramas de Lancelot que no se los cree ya nadie, ¿sabes? Por eso me he dicho, voy a llamar a Encanna, y ya le explico yo que es normal que alguien confiese delitos que no ha cometido, para que le manden a hacer la mili a Móstoles. Por eso ha sido la cosa mía de decir: me frío primero con Encanna, no sea que se me queme el puerto. ¿Oyeee? ¿Encannaaa? Pues nada bonita, que ya no voy a decir nada más ni a responder a ninguna pregunta, porque ha quedado todo muy claro.
Comentarios