Buenos (des)propósitos 6. El último museo

Arrecife, año 2060. Las infraestructuras culturales se caen a pedazos. La Casa de la Cultura Agustín de la Hoz, El Almacén, el teatro, el Islote de Fermina y la Casa de la Juventud son edificios fantasma cubiertos de lonas y polvo y pocos recuerdan ya para qué servían. Solo una instalación sigue en funcionamiento en toda la ciudad.

En la calle Fajardo permanece abierto un extraño museo. En su interior uno puede caminar mirando pequeños frascos con lágrimas, cuartos oscuros que recrean la soledad y el dolor, versos y poemas sobre corazones rotos, películas donde el romance siempre termina en tragedia, angustiosas cartas y mails de despedida … Se le conoce como Museo del Desamor y es único en el mundo.

Los mayores del lugar aun recuerdan la historia que dio uso y nombre al edificio. Al parecer, un antiguo presidente del Cabildo se enamoró de la hija de la dueña del inmueble durante el trámite de su compra y el asunto se convirtió en la comidilla de la isla. Al final, el Cabildo se quedó con la casa y la relación se rompió, y mucho tiempo después a algún promotor espabilado se le ocurrió la idea de hacer un homenaje sentido y sincero a ese fenómeno tan cotidiano de las rupturas sentimentales.

Arrecife es una ciudad destartalada, donde la desidia y el mal gobierno la han dejado en los huesos. Pero recibe miles de visitantes porque se ha convertido en el contrapunto de París, en la ciudad que encumbró el desamor.

• < Previo
• Siguiente >