Un cuentito

Podría parecer el guión de una película de Hollywood. Un joven idealista de condición humilde decide participar en política y va escalando posiciones dentro de su partido. En ese camino se va encontrando con poderosos personajes que controlan el negocio urbanístico en la isla y no puede evitar hacerse amigo de ellos.

El protagonista deberá entonces tomar difíciles decisiones. A un lado de la balanza, su amistad con el poder. Al otro, el interés general. Fruto de la cercanía con el lado oscuro, y siendo ya presidente del Cabildo, decide enchufar a su amigo Nacho y nombrarlo jefe de los servicios jurídicos. Y de paso, le pide el atraque que el suegro de su amigo, conocido por estar imputado en diferentes tramas corruptas, posee en el puerto deportivo Marina Rubicón.

El desconcierto es grande. ¿Acaso tiene un yate el presidente? ¿Y no tiene nadie más a quien pedirle un atraque? ¿Era para el yate de un amigo? Y de nuevo, ¿no tiene nadie más a quien pedirle un atraque? ¿Sabe el presidente quién es Felipe Fernández Camero, además del suegro de su amigo? ¿Se está fiando de la buena fe de su amistad o es consciente de lo pantanoso del suelo que pisa? ¿Ha sucumbido el chico humilde de Titerroy a los cantos de sirena del poder y del lujo?

Próximamente en los mejores cines.

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