El Cabildo de Lanzarote celebró esta semana un Pleno extraordinario para decidir sobre la solicitud de que se declare zona de gestión catastrófica toda la isla. Tras las lluvias torrenciales que provocaron inundaciones en diversos barrios de Arrecife, algunos representantes públicos señalaron la posibilidad de solicitar esta declaración al gobierno central y autonómico para recibir “algún tipo de ayuda, así sea psicológica”, para paliar los efectos de la gestión catastrófica llevada a cabo en las últimas décadas.
“Ha llegado la hora de meter las cabras en el corral”, manifestaba uno de esos representantes, que prefiere mantenerse en el anonimato. “Y no lo digo irónicamente por lo que se ha tardado en construir los corrales de Soo, una muestra más de la incapacidad política que derrochamos”, dice con sorna. “La gestión política de Inalsa, de los Centros Turísticos, de los vertidos, de la recogida de basuras, del vertedero, de los servicios sociales, de la ordenación territorial… es que no hay por donde cogerlo”, añadió.
El presidente del Cabildo, Pedro San Ginés, ha declarado que “la medida es extrema, pero también lo es la situación política conejera. Quizá no sea la mejor época para pedir ayudas, pero ni siquiera estamos solicitando fondos económicos. Queremos que alguien nos diga qué podemos hacer para no seguir metiendo la pata una y otra vez”.
Desde la oposición se mantiene la misma postura, en lo que puede ser un hecho histórico para la primera corporación. Según la popular Ástrid Pérez “hemos dado muestras de que necesitamos ayuda, de que esta isla puede perfectamente ser declarada zona de gestión catastrófica. Ni los gobiernos ni las oposiciones hemos estado a la altura de lo que esta isla demandaba”.