Un consejero rompe el silencio ante el maltrato de San Ginés: “Nos revisa el móvil, nos grita... pero en el fondo nos quiere”
“NO ME IMAGINO LA VIDA SIN ÉL”
Amparado por el anonimato “porque no quiero empeorar aún más las cosas”, un consejero del Cabildo ha decidido romper su silencio y contar algunas de las vejaciones a las que de manera habitual les somete el presidente del Cabildo, Pedro San Ginés. “Si en el pleno nos trata como si fuésemos basura, imagínense lo que es de puertas adentro. Un infierno en vida. Pero en el fondo sabemos que en parte es todo por nuestra culpa”, decía el consejero con la voz entrecortada.
La referencia al pleno hace mención al momento del pasado viernes en que San Ginés dijo delante del resto de miembros de la corporación y en un tono agresivo y violento “no me interrumpa cuando hablo ni lo vuelva a hacer. Si usted no me respeta, ¿qué puedo esperar de los consejeros de la oposición?”, ante lo que solo pudieron agachar la cabeza y tragar saliva, como suele ser costumbre. “Pero es mucho más que eso”, dice el consejero, “nos revisa el móvil, el correo electrónico, nos grita, nos insulta, le hemos pillado pegando la oreja en la pared de nuestros despacho para escuchar nuestras conversaciones... tiene unos celos compulsivos”.
“Nos cuesta dejarle porque en el fondo necesitamos creer que nos quiere en el grupo de gobierno. No somos capaces de imaginarnos la vida sin Pedro porque ¿dónde estaríamos sin él? ¿En la fría oposición, haciendo propuestas a las que no hacen caso? Lo siento, pero no nacimos para ser unos segundones”, dijo el consejero, quien justificó que el presidente les obligue a modificar el reglamento del Cabildo para hacerlo menos democrático, votar en contra de comparecencias como la de Lorenzo o rechazar mociones que en realidad van en la línea del partido y del sentido común.
“Yo seguiré creyendo que él puede cambiar, porque todos podemos. Y confío en mi don de gentes y en mis técnicas de liderazgo para lograr llevar al presidente y a esta isla a unos confines nunca soñados de bienestar y éxito. Porque solo juntos y con las manos entrelazadas como hermanos lanzaroteños podremos superar todas las dificultades. Porque, como dijo el Dalai Lama, “el enojo y el orgullo son nuestros verdaderos enemigos”, y yo quiero vencer a mis verdaderos enemigos, y no a Pedro San Ginés, que no deja de ser un pobre hombre. Como dijo un gran poeta anónimo, “yo quisiera un mundo nuevo donde reine la amistad”, y voy a luchar por el con todas mis fuerzas, hasta mi último aliento”.
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Pero la Dependencia es tan grande que no lo pueden celebrar...