El colchón inteligente de Alfonso Canales le pide que deje el periodismo y se dedique a la floricultura
“LAS ROSAS SE TE DAN BIEN”, LE DICE
El pasado miércoles, sobre las cuatro de la mañana, el colchón inteligente en el que descansa cada noche el periodista Alfonso Canales le despertó para transmitirle un mensaje a través de su pantalla digital: “Fofi, déjalo ya”. Poco después, el colchón volvió a escribirle: “Ahora en serio Alfonso, no puedes seguir denigrando tu profesión. ¿Has pensado en la floricultura? Las rosas se te dan bien”. El locutor de la COPE ya no pudo conciliar el sueño, y al despertar su mujer, entre sollozos, solo pudo decirle: “Laura, estoy acabado. El colchón también me lo ha dicho”.
La reacción no se hizo esperar. “Sabes que apreciamos tu opinión y que te consideramos de largo el miembro más inteligente de nuestra familia”, le contestó Canales al colchón, “pero esta vez creo que has ido demasiado lejos. Esta tarde iremos a por un Pikolín y tendrás suerte si no te pongo una querella, porque ya la estaba redactando, de hecho”. El colchón inteligente esbozó una leve sonrisa con sus muelles y prefirió no contestarle, consciente de que Fofi hablaba desde el dolor de enfrentarse a la verdad.
El malestar provocado en los periodistas se hizo evidente a la mañana siguiente, en el anuncio publicitario que emite habitualmente la COPE alabando las bondades del colchón. “Antes me levantaba siempre fresca, pero últimamente hay por ahí algún colchón inteligente que se cree muy listo y se piensa que le puede hacer daño gratuitamente a la gente”, dijo en antena Laura San José, saltándose el guión habitual.
El colchón inteligente combina una tecnología revolucionaria llamada Gelliant con un material cuasi milagroso como es el Groseno. Aunque en la publicidad asegura que permite curar “dolencias crónicas” y reducir el insomnio, algunos informes publicados recientemente advierten de que un contacto prolongado con el Groseno puede provocar en los humanos malformaciones en el cerebro, llegando al extremo de poder producir el conocido como “mal de Jiménez Losantos”, una dolencia que consiste en levantarse de mala leche todos los días y sentir la necesidad de transmitírsela a todo el mundo.
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Este hombre no es de esta isla