Buenos (des)propósitos 16. El teléfono de la esperanza urbanística
- Hola, has llamado al teléfono de la esperanza urbanística, ¿quién eres?
- Hola, soy Ástrid.
- Hola, Ástrid, gracias por llamarnos, mi nombre es María Dolores, ¿en qué podemos ayudarte?
- Hola María Dolores, bueno, la verdad es que lo estoy pasando muy mal con un chalet que tengo.
- Vaya. ¿Tienes tu casa en situación irregular?
- Sí, tengo la mitad en suelo rústico con orden de derribo, y he intentado moverme para ver si el catastro... pero al final no... no sé, es un infierno todo esto... no puedo más.
- Tranquila, puedes contarme lo que quieras, tómate tu tiempo, respira.
- Es que ya no sé que hacer, soy la presidenta del PP y se supone que yo no debería estar pasando por todo esto, ¿para qué me sirve entonces estar en el partido más corrupto? ¿Es que aquí solo escapan los Bárcenas o qué?
- Te entiendo, parece que crees que no te están tratando como al resto de compañeros y lo ves injusto, ¿no?
- Claro, porque se supone que somos una piña y que ya me deberían haber arreglado esto. Porque solo de imaginarme que tengo que derribar mi piscina, con los momentos que he pasado... es que me da... es que me da algo, de verdad...
- No pienses en eso ahora, tranquila. Ya verás que todo se arregla.
- La culpa de todo la tiene la Agencia de Protección del Medio Urbano y Natural, que son todos unos machistas y unos misóginos y por eso me ordenaron el derribo, los odio, los odio y los odio.
- ¿Crees que la APMUN está en contra tuya?
- ¡Es que aquí ya no se respeta nada! ¿Desde cuándo se denuncia la casa de alguien importante como yo? ¡Que soy amiga de Soria por el amor de Dios! Y encima todo este asunto en la prensa, ¡por favor, qué vergüenza! Me tratan como a una vulgar delincuente ambiental, con lo que yo he sido en esta isla, ¡esto con Franco no pasaba!
- Parece que te inquieta que la gente esté hablando de tus problemas urbanísticos.
- Sí... es que... no sé si me puedes entender... es que me juego mi carrera política y mis privilegios... es que no es solo la casa... es que... encima ahora con la campaña... al menos está Joel que también tiene lo suyo pero...
- Desahógate, tú tranquila
- Encima... lo peor... no te he contado lo peor...
- Cuéntame, ¿qué es lo peor?
- Que se ríen de mí.
- ¿Quién se ríe de ti?
- Todos. Lo noto en las miradas. Veo en los ojos de la gente que cuando me miran me están viendo agarrando un teléfono. Todos me ven agarrando un teléfono y eso sí que no lo soporto.
- ¿Agarrando un teléfono?
- ¡Sí! ¡Agarrando un teléfono! ¡No te hagas la tontita, María Dolores, porque sé que tú también viste la viñeta! ¡La vio todo el mundo con la cagada que nos mandamos lanzando el comunicado!
- Bueno, sí, la vi, pero no me hizo mucha gracia, la verdad.
- ¡Sí, claro! ¡Eso me dicen todos para tranquilizarme! Pero yo sé que no es así. En realidad la viñeta era una tontería y el texto era bueno. Muy bueno. Y nos inventamos el rollo del machismo para ver si le tiraban de las orejas o se asustaba o algo. Pero no. Ha sido peor. Ha sido... ¡Ay, por favor, qué vergüenza! En fin, mira, te tengo que dejar que me están llamando del catastro, a ver si son buenas noticias.
- Eso espero. Mucha suerte Ástrid y gracias de nuevo por llamarnos.
- Gracias a ti.
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