Luis Lleó deja el mundo de los negocios y debuta como el rapero Money Yonkee
TRAS SER CONDENADO, LANZA EL SINGLE “EL ROMPECORAZONES ESPINO”
Harto del “oscuro agujero de la especulación urbanística” y asqueado por “amasar una fortuna que no da la felicidad”, el abogado y empresario Luis Lleó ha decidido abandonar el mundo de los negocios y dedicarse en cuerpo y alma a una de sus grandes pasiones: la música. El principal imputado del caso Unión ha debutado como rapero bajo el nombre de Money Yonkee y ha lanzado su primer single titulado “El rompecorazones Espino”.
“Alguno pensará que soy un simple imitador de Daddy Yankee, pero aunque es cierto que me gusta su forma de vestir, lo cierto es que mis letras, que nacen de un profundo conocimiento del fenómeno de la corrupción urbanística, son absolutamente novedosas y transgresoras”. De hecho, Money Yonkee acaba de ser condenado a 15 meses de cárcel por un delito societario contra su familia.
Aunque su primer single se lo ha dedicado al ex secretario general de los socialistas lanzaroteños, Lleó ya cuenta con un buen número de temas compuestos al calor de su experiencia como pirata de los negocios. Uno de los más polémicos es “Conejerian Psycho”, en el que cuenta a ritmo de rap sus mañas para conseguir incluso que magistrados del Tribunal Constitucional le asesoraran para evadir impuestos.
En el single “El rompecorazones Espino”, Money Yonkee relata sus peripecias para legalizar el plan parcial Costa Roja, centrándose en su intento de sobornar a Espino. Así dicen algunos de sus desgarradores versos:
“Te pone una trampa, primero se deja querer
te eleva hasta el cielo y luego te deja caer
y deja una huella dondequiera que pase
cargado de micrófonos me organizó un desfase.
Empieza su venganza cuando se gana tu confianza
yo mandaba a Becerra para ofrecerle llenarse la panza.
Mencionan su nombre y el diablo se esconde
ve como un trofeo a todos los hombres
dice que se lo piensa y eso es que algo se trama
me tenía controlado haciéndome la cama.
Me hablaba del plan insular, me hablaba de respeto
pero todo lo escuchaban los malditos picoletos”.
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