La típica estrategia

Nadie discute a estas alturas que la política se ha convertido en una farsa carnavalesca, pero pocas veces esa realidad es tan manifiesta como en las romerías populares que recorren nuestras Islas Canarias.

Ahí las tienen, como si de una postal retro se tratase (¿acaso no lo es?), a la incombustible fósil Rita Lonario y a la lela forever Inés Sonrojas en la pasada romería del Pino, ejerciendo de sufridoras consejeras conejeras cojonudas y demostrando al pueblo llano que ellas son como los demás, aunque cobren fortunas y vayan en cochazos oficiales.

Aunque el timo de la canariedad no cuele ya ni en las tropas cementeras de Coalición Canalla, resulta divertidísimo ver los desesperados e inútiles intentos de peperos de pro como Rita disputándose “lo nuestro” y pasando el trago de cumplir con una tradición que ni sienten ni padecen.

Rita dirá, claro está, que si Rajoy se disfrazó de graciosera cuando pasó por Lanzarote, ella no iba a ser menos a la hora de hacer el ridículo por una buena causa: los votos.

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