En el PIL están cabreados porque no entienden por qué a la Fiscalía le ha dado por hacer su trabajo precisamente con el asunto del tercer grado de su lider mesiánico.
La revisión del tercer grado y la posibilidad de que Dimas deba volver al trullo a cumplir su condena como todo el mundo ha provocado las iras de los estómagos agradecidos del partido. Mª José Zotal ha vuelto a caer en la tentación de llamar a su jefe “preso político” y Antón Torrón hablaba de “tortura” al referirse a su situación.
Lo absurdo del victimismo pilero contrasta con las noticias que aparecen en la prensa. En Lanzarote Noticias recordaban que Dimas fue condenado por “un gran enriquecimiento personal y por ocasionar un gran daño al servicio público”, y que obtuvo el tercer grado sin haber devuelto los 400 millones de pesetas que “desaparecieron” en el caso del complejo.
Y el Canarias7 también hizo memoria al publicar que los psicólogos que examinaron a Dimas en prisión le detectaron “rasgos de personalidad relacionados con la búsqueda ilícita de patrimonio, con un ánimo de lucro desmedido”.
No sabemos ustedes, pero a nosotros nos entra bastante acojono al imaginar a este señor nuevamente cerca de las arcas públicas.