- Ha llamado a la línea caliente del catastro, ¿en qué puedo ayudarle?
- Hola. Me han dicho que en este número se pueden pedir cosas muy sucias en relación con el catastro, ¿es así?
- Es exactamente así, querida. Tus sueños más inconfesables, tus perversiones más escondidas... nosotros podemos hacer realidad todas esas cosas que a veces una no se atreve a pedir en una oficina o en una ventanilla.
- Buff, pues ya me estoy poniendo nerviosilla. ¿De verdad puedo pedir lo que sea?
- Lo que quieras. Prueba y disfruta a tope, ya verás.
- Está bien, allá voy, aunque me da un poco de vergüenza, la verdad.
- Relájate y verás cómo lo pasas mucho mejor. Adelante, cuéntame.
- Vale, pues venga, verás, resulta que yo, o sea, yo soy una política muy conocida aquí en mi isla y necesito hacer algo... no sé... diferente.
- Vamos, déjate llevar. ¿Qué quieres que hagamos?
- La cosa es que tengo un chalet increíble en El Cable, pero por un pequeño error de la empresa que me lo construyó, resulta que la mitad quedó en suelo rústico.
- Mmm, ¿de verdad? ¡Qué fuerte es eso! ¿no?
- Sí, pero aún hay algo más fuerte aún.
- ¿En serio? Desembucha, que lo estás deseando.
- Esa parte que esta en suelo rústico tiene orden de demolición, pero yo no le hago caso.
- Vaya, parece que eres una chica muy mala, ¿no?
- Es que el chalet es tan bonito, y no sé, me da cosa derribarlo.
- Claro, mujer, tienes derecho a vivir en una casa bonita, ¿no es así?
- Eso digo yo. Una mujer como yo no puede vivir en cualquier sitio.
- Está bien, está bien. Haremos una cosa. Me dirás la referencia catastral de tu chalet y seguro que se nos ocurre algo. Tenemos un departamento de planos muy creativo.
- ¿De verdad? ¿Podrán pintar como suelo urbano toda la parcela de mi chalet? Eso me pondría muy muy loca.
- Claro mujer, parece que eres una mujer con las ideas claras y con buenos amigos en el gobierno. En estos casos solemos hacer maravillas.
- Pues muchas gracias. De verdad que me he quedado muy a gusto. Recomendaré este teléfono a todas mis amigas con problemillas legales.
- Siempre a su servicio, doña Ástrid.
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