Es sorprendente la cantidad de similitudes que existen entre nuestros gobernantes y las cucarachas. Viven rodeados de basura, mudan de piel (o de chaqueta) con mucha frecuencia y, en caso de necesidad, son capaces de comerse a sus propia familia.
La campaña electoral que comenzó el viernes destaca sobre todo por su repugnancia. Varios alcaldes denunciados, inestabilidad, récord de tránsfugas y de ruptura de partidos, ingobernabilidad y parálisis absolutas en cuatro años… para ahora sonreirnos en los carteles y recordarnos que lo más importante somos nosotros.
Si hubiera que elegir, nos quedamos con las cucarachas. Dan el mismo asco, pero al menos ellas no son tan cínicas.