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Pocas veces tenemos la oportunidad de festejar noticias como la protagonizada por el secretario de Comisiones Obreras en Lanzarote, Ramón Pérez Farray, que la semana pasada tuvo lo que hay que tener para denunciar que desde el sindicato están recibiendo “orientaciones” de hoteles ilegales para evitar que se cumplan las sentencias y se derriben.

Y no se quedó ahí la cosa, sino que tuvo los arrestos necesarios para decir públicamente que las empresas hoteleras tratan de aprovecharse de una situación que han creado ellos por afán de lucro, y que si no han cumplido la ley tendrán que cumplirla ahora. Así que no queda otra que felicitar al guerrero Pérez Farray, porque no hay muchos que, desde su posición y con los precedentes que tenemos, se hubiesen atrevido a hablar tan claro en este tema.

Todo ello al tiempo que se han hecho públicas las cantidades que han recibido muchos de esos hoteles, procedentes de subvenciones europeas: casi 4.000 millones de pesetas se han repartido hoteles como el Rubicón Palace, Iberostar Papagayo, Gran Meliá Volcán, Natura Palace o el Princesa Yaiza, por cuantías que, como en el caso de este último, suponían hasta el 25% de la inversión total.

Y lo mejor de todo es que esas subvenciones, supuestamente, eran para ayudas a “zonas deprimidas” dentro de la Unión Europea, por lo que la jugada era prácticamente perfecta: el ayuntamiento les concedió las licencias al margen de la ley, la Unión Europea les subvencionó los hoteles, y a nosotros se nos queda una cara de tontos que no podemos con ella.

 

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