Está claro que el Barretero es un monstruo. Después de quitarse con media galleta al líder de la secta periquista y colocar sigilosamente a sus compañeros de sindicato al frente de las listas de su partido, sigue manejando los hilos desde ambos lados del terrero (político y sindical) y jugando con ventaja.
Es lo que tiene curtirse en la lucha canaria, que te pone a punto para pelear de cualquier manera contra pequeños Zaplanas como el Príncipe de Sanginés. Pero incluso en la lucha canaria hay reglas que no te puedes saltar, porque al final se pagan.