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Creado en 12 Septiembre 2011 0 Comentarios

Un místico en el Congreso

miguelgonzalez

A finales del pasado mes de mayo, tras la contundente derrota del PSOE en las elecciones locales, el diputado lanzaroteño Miguel González confesó encontrarse en un estado “meditabundo y depresivo” fruto de los resultados de aquellos comicios.

Tres meses después, en un nuevo artículo remitido a la prensa bajo el título “Yo ya estaba así”, ha afirmado que su estado bucólico y aletargado “no es nuevo”, sino que lleva así desde 1986, fecha en la que se celebró en España el referéndum sobre la OTAN.

El último texto remitido por Miguel González a los medios de comunicación ofrece la versión más cercana y sincera del diputado socialista, quien reconoce que “ser socialista hoy es como ser del Madrid. Sabes perfectamente qué intereses defiende tu presidente y que todo es puro marketing, pero por fidelidad tienes que seguir apoyando a los tuyos”.

En otro párrafo, González reconoce que su estado de shock comenzó hace 25 años, cuando el PSOE rectificó su promesa de no entrar en la OTAN: “Una cosa es tragar una vez, y dos, y tres… pero todo tiene un límite. Aunque no se lo crean, yo no tenía esta cara antes de 1986, pero de tanto disgusto el gesto se me fue quedando así, reflejando perplejidad las 24 horas”.

En la parte final del escrito, el autor de artículos inolvidables, como “007 contra los malvados socialistas” o “¡Cantinero!, una de clacas”, reconoce que la posición de su partido respecto a cuestiones como la respuesta del gobierno a la crisis económica, la reforma constitucional para fijar un límite al déficit público (que votó a favor en el Congreso) o la reciente visita del Papa a Madrid le han provocado “una profunda crisis de fe” que pretende combatir “con más y más adoración por el PSOE y con más minutos de rezos por las noches”.

En esta línea, González reconoció que “soy fiel a mi partido, devoto hasta la médula, el fan más fan del socialismo. Pero no tiene nada que ver con sectarismos ni obsesiones. Como dijo San Agustín, la medida del amor es amar sin medida, y así es como yo amo a mi partido, por encima de cambios ideológicos y promesas incumplidas. Cuando se ama como yo amo al PSOE, el único dolor insoportable es no poder consumar esa pasión en un lecho de amor”.

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