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Para quien le quedara alguna duda de la utilización por parte del PSOE del tercer grado de Dimas Martín a la hora de negociar los pactos post-electorales, la noticia de que el líder pilero tendrá que volver al trullo por haberse incumplido la normativa penitenciaria se las habrá disipado por completo.

Tras el recurso presentado por la fiscalía, ha quedado demostrado que el tercer grado concedido a Dimas Martín fue irregularmente prematuro, pues no había cumplido ni la mitad del 25% de la pena de ocho años de cárcel a la que había sido condenado por malversación de caudales públicos.

O lo que es lo mismo, ha quedado demostrado que Instituciones Penitenciarias, en manos de los sociolistos, se pasó la Ley por el forro para adelantar la salida de Dimas del talego, confirmando las sospechas de los malpensados que creían que la presidencia del Cabildo y la alcaldía de Arrecife entregadas por el PIL al PSOE no podían ser a cambio de nada.

Este parece ser el secreto de la política en Lanzarote: hacer de las más repugnantes costumbres todo un arte al servicio del partido.

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