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SE LLAMA OMBLIGOOK Y ESTÁ PENSADA "PARA CUANDO TANTA RED TE COMA LA BOLA"

ombligook

Promete ser la sensación de este otoño en internet. La nueva red asocial Ombligook está ya arrasando y cuenta con diez millones de usuarios que no quieren saber nada de los 9.999.999 de usuarios restantes. Su diseñador, un huraño leñador noruego, se cansó un día de estar pendiente de las chorradas que publicaban sus amigos y decidió “dar un paso adelante y empezar a mirar más donde más falta me hace, es decir, dentro de mí”.


Poco a poco, aprovechando sus conocimientos en programación, logró diseñar una web en la que compartir consigo mismo sus experiencias más significativas, sus preferencias, sus miedos, sus ambiciones y sus sueños en la vida sin temor a que venga cualquiera a juzgarle por ello.

La nueva red tiene un funcionamiento similar al de Facebook, con la particularidad de que solo se pueden colgar cosas personales sabiendo que nadie más va a verlas. Tras cada entrada aparece el botón de “Me gusto” e incluye un novedoso chat para charlar con uno mismo.

Antonio Cercado, un joven albaceteño, reconoce sentirse mucho mejor consigo mismo desde que utiliza Ombligook: “Tengo más tiempo para mirarme, para conocerme, sin estar pendiente todo el tiempo de lo que opinan los demás de todo lo que hago. He ganado mucho en autonomía y en autoestima. Me gusto mucho más ahora”.

Pero no solo son jóvenes los enganchados al nuevo fenómeno de internet. Eladio López, un jubilado de Barcelona, también ha cambiado su vida desde que comenzó a entrar en la nueva red. “La partidita de dominó no me la quita nadie”, asegura Eladio, “pero reconozco que estoy deseando llegar a casa para ver con qué novedades me sorprendo, y siento mucha satisfacción cada vez que me pincho un Me Gusto”.

Algunos expertos han valorado muy positivamente esta nueva herramienta. “La sobresaturación de contactos por intenet con los demás es la excusa en muchas ocasiones para evitar mirarnos y conocernos. En este sentido, si no existiera Ombligook habría que inventarlo, puede suponer una auténtica revolución para despertar conciencias”, señala el sociólogo y psicólogo Plácido Hernando.

 

 

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