San Ginés lleva cinco días en la Calle Real aclarando su declaración en el juicio de Stratvs
SIGUE DUDANDO SI SE EXPLICÓ BIEN ANTE EL JUEZ
Pedro San Ginés lleva cinco días, en concreto desde el pasado viernes, subido en una tarima de la Calle Real aclarando a los ciudadanos su declaración en el juicio del caso Stratvs, en el que intervino como testigo. Aunque ayer remitió un artículo de opinión a la prensa dando una visión muy personal de lo acontecido en el juicio, el presidente del Cabildo ha querido dirigirse directamente a los ciudadanos ante el temor de que alguien pudiera pensar que ha hecho algo para beneficiar a la bodega del empresario Juan Francisco Rosa.
“Algunos medios de comunicación siguen confundiendo sus deseos con la realidad pero la realidad es que yo no tuve nada que ver con Stratvs y me limité a presionar a algunos funcionarios para que hicieran los informes como Dios manda y facilitar la legalización de la mejor bodega del universo, mientras que el deseo de algunos es que se me procese judicialmente por ayudar a un colega, que es lo más normal del mundo”, decía San Ginés con su megáfono ante la atenta mirada de Félix Hormiga, que asentía con la cabeza y le gritaba “¡el nuevo Manrique, el nuevo Manrique!”.
La mayoría de personas que se acercaron a escuchar las explicaciones del presidente eran turistas que no paraban de sacarle fotos al pensar que se trataba de la actuación callejera de algún humorista local, e incluso comenzaron a lanzarle monedas y manises por la calidad de su perfomance, aunque también aparecieron un grupo de viejunas del Casino que estaban de manifestación y empezaron a decirle obscenidades del tipo “¡a ti si que te abría yo en una dirección!”.
“Yo no pedí ningún contrainforme porque nunca he utilizado esa palabra”, repetía una y otra vez el presidente, “lo único que hice fue pedir una serie de informes jurídicos hasta que encontré uno que coincidiera con la opinión jurídica del Cabildo, y mira que costó”. Y a altas horas de la madrugada aún se le podía oír gritando algo sobre una perito que fue elegida a dedo por el juez, “como si fuera un director insular o algo así, ¡qué se habrán creído!”.
Comentarios
Es tan difícil entender las cosas a las que obliga la devoción por un amo?