Una mujer ciega recupera milagrosamente la visión mientras visitaba la finca de Juan Francisco Rosa

“TANTA BELLEZA ME HA ABIERTO LOS OJOS”, DIJO

El proceso de beatificación del empresario lanzaroteño Juan Francisco Rosa podría ser una realidad en 2017 tras el milagro acontecido en la Finca de Uga, donde una mujer invidente que acompañaba a un grupo de visitantes recuperó inesperadamente la visión mientras paseaba junto a los cochinos negros.

La mujer, ciega de nacimiento y de 76 años de edad, rompió a llorar, según aseguró, “no tanto por haber recobrado la vista, que bueno, no está mal, sino por la inconmensurable belleza del lugar en el que estaba. Nunca en mi vida había visto nada parecido”.

La ex-invidente remitió esa misma tarde una carta al Lancelot para compartir su éxtasis con todos los lectores. Esta fue su misiva:

“Esta mañana mi ser se inundó de AMOR por todos mis sentidos, poro a poro, esfínter a esfínter. Hoy he recuperado la vista y sé que ha sido gracias a ti, empresario sideral, prohombre de Lanzarote, prócer de Canarias, sex-symbol de los ochenta, mago de los negocios, potro desbocado del placer y del dinero. Cualquier otro habría hecho una finca bonita, aceptable, pero tú, dios de la arquitectura moderna, ser adimensional sin mácula conocida, tú recreaste el edén, tú hiciste un mundo en el mundo para que mis ojos volvieran a funcionar.

Y sí, voy a confesarlo porque no quiero guardarme nada, porque tú, empresario divino, mereces saberlo todo. No fue la vista lo único que me ha sido curado. Una berruga gigante que tenía en la rabadilla desde los quince años me ha desaparecido. Lo mismo me ha pasado con mis eternas hemorroides, que tanto sufría en silencio. La halitosis que padecía y que hacía que mis nietos no quisieran acercarse a mí ya es solo un mal recuerdo. La fístula que me arruinaba cada deposición, curada. Mi mal carácter, que me hacía maldecir e insultar cada día a los miembros de mi familia, también ha desaparecido.

Y lo mejor. También quiero que lo sepas, rey bendito de los negocios. En el preciso instante en que recuperé la vista y vi tu casa, un ardor de pasión me subió por las rodillas y por los muslos y una fuerza orgasmatrónica me hizo ver fuegos artificiales, y un ángel me susurró al oído que iba a ser madre y que tú eras el padre de la criatura, porque solo tú puedes engendrar la belleza en el universo. No me extraña, porque si Dios existe tienes que ser tú. Porque tú creaste la bondad en el mundo. Porque nunca había visto nada tan hermoso en toda mi existencia y mi vida solo tiene sentido ahora que pude ver tu hogar. Porque tú deberías ser coronado emperador de Lanzarote vitalicio por tu aura mística, por tu exquisito y sempiterno buen gusto. He aquí a la sierva del señor. Hágase en mí según tu deseo. Tú elige dónde quieres construir lo que quieras que yo me encargo de los permisos.”

• < Previo
• Siguiente >